La mente cambia al hombre... y viceversa

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Cuando nos encontramos sin salida, las arenas movedizas.

Raúl Padilla

Director psicólogo

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La trampa de las arenas movedizas.


Desde hace unos años estamos viviendo una situación objetivamente muy complicada desde el punto de vista económico y social. Los medios de comunicación no dejan de bombardearnos con lo mal que van las cosas, de inocularnos un miedo atroz que se manifiesta en todo lo que nos rodea. Es sencillo manipular a las personas cuando tienen miedo, sobre todo cuando desde donde se creó el miedo se ofrecen las soluciones. Sólo hay que recordar hace una década, cuando presos del pánico, los ciudadanos norteamericanos renunciaron a buena parte de sus derechos civiles en pos de una supuesta "seguridad".

A un nivel menos global, en nuestro entorno también vivimos una situación de falta de salida, de desesperanza, que se manifiesta en conversaciones cotidianas que cada vez se centran más en lo mal que van las cosas y en las noticias de que tal o cuál persona de quedó sin empleo o fue embargado. Este ambiente nos puede atenazar y sumir en las farragosas arenas movedizas a las que me refería en el título de este artículo.

Si dejamos que las arenas movedizas nos atrapen no solamente no vamos a avanzar, sino que progresivamente vamos a estar más y más hundidos, sin ver una salida a la realidad que cada vez será más y más negra... se producirá un fenómeno que desde la psicología se llama "indefensión".

La indefensión supone que independientemente de lo que hagamos corremos un riesgo muy grande de que nuestros miedos se cumplan. Esta falta de control percibido sobre lso sucesos de nuestro entorno irremediablemente causa problemas psicológicos.

La dependencia de factores externos en nuestra vida es algo relativo, porque si bien la realidad está ahí fuera, depende de nosotros cómo la percibimos y lo que saquemos de ella; más concretamente depende de nuestro proceso evaluativo y de nuestro proceso motivacional.

Las personas utilizamos esquemas para relacionarnos con la realidad, éstos nos ayudan a economizar información y a tener una guía para relacionarnos con situaciones de forma habitual. El problema de los esquemas afianzados es que rara vez nos sirven para poner solución a situacionesa novedosas, por eso habría que plantearnos una pregunta:

¿Los esquemas están para servirnos, o estamos nosotros para servir a los esquemas?

Groucho Marx lo tenía meridianamente claro cuando afirmaba que "Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros."



La experiencia puede ayudarnos a evaluar nuevamente una situación y a crear esquemas nuevos más operativos si somos capaces de distanciarnos de lo que nos está distrayendo y causando el malestar emocional, si nos deshacemos de los factores tóxicos que no nos dejan pensar con fluidez y eficacia.

Factores Tóxicos


Estos factores tóxicos pueden ser las personas que sistemáticamente se centran en hablar de cosas negativas. Haz un experimento: fíjate en los círculos sociales que frecuentas a diario, y en las conversaciones y las actitudes que se mantienen en ellos. Inevitablemente cuando sales de un círculo que mantiene actitudes y conversaciones negativas, te sientes cansado y con la cabeza "embotada". Intenta evitar este tipo de círculos y busca personas que te motiven, que te sirvan de inspiración; frecuenta lugares en los que te sientas bien, y no en los que compartir miserias. Compartir las penas hasta cierto punto está bien, pero cuando es el modo exclusivo de comunicaicón de un grupo social está viciado, y puede ser muy destructivo.

Otra forma de salir de las arenas movedizas es dejar de preocuparse por los problemas. Sí, has leído bien...

Dejar de preocuparse.

Realmente la preocupación no es útil para nada, sólo nos instala en el eterno ciclo de resolver algo que no está sucediendo en ese mismo momento. Algo operativo para los problemas es ocuparse de ellos. Al ocuparnos de ellos dejamos de revolucionar nuestra mente sin tracción, algo así como cuando pisamos el acelerador de un vehículo cuando no tiene marcha puesta, y la dedicamos a mover nuestra voluntad y con ello a cambiar nuestra realidad hacia algo que nos sea más agradable.

Si no me vale lo que estoy haciendo para conseguir lo que quiero, cambio lo que quiero o cambio lo que estoy haciendo.

Albert Einstein lo decía muy bien: "No pretendas obtener resultados distintos aplicando las mismas soluciones." Nos toca evolucionar y cambiar esquemas, que, como ya comenté antes, no son más que una simplificación para que el mundo sea más sencillo... y si tampoco nos vale, igual debemos plantearnos un cambio de paradigma, un enfoque vital distinto, un cambio de perspectiva completo que haga que la realidad se ajuste a nuestras expectativas.

Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña.

El cambio emocional produce un cambio de percepción que produce un cambio manipulativo en el medio que le vuelve más accesible. Sí, tú también puedes salir de las arenas movedizas y encontrar la salida a tu túnel; pero para eso tienes que poder contar contigo.

 

(c) Psicantropía, 2005-2015